La provincia de Ourense ha mostrado una notable recuperación desde el impacto de la pandemia de covid-19 en 2020, destacándose en casi todos los indicadores económicos y demográficos. A pesar de que el tejido empresarial aún se encuentra en proceso de recuperación tras los confinamientos y restricciones, la situación económica general ha mejorado. Aunque actualmente hay menos empresas y autónomos en comparación con el periodo anterior a la pandemia, se ha logrado recuperar gran parte del terreno perdido en diversos parámetros económicos.
Mejoras Demográficas y Poblacionales
Uno de los aspectos más destacados es que Ourense ha logrado invertir su tendencia demográfica negativa de las últimas décadas. En la actualidad, la provincia ha superado el umbral de los 305.000 habitantes, superando así los niveles de población de 2020 y desafiando las proyecciones que anticipaban una caída por debajo de los 300.000 habitantes.
Este cambio ha sido impulsado, en parte, por la llegada de personas de otros lugares de España y del mundo, especialmente en el ámbito rural. Actualmente, hay casi 12.000 extranjeros más residiendo en la provincia, lo que representa un 16% de la población total. Ourense ha experimentado cuatro años consecutivos de saldo migratorio positivo, lo que ha contribuido a cambiar la percepción de la provincia como una tierra de emigrantes.
Avances Laborales y Sociales
En el ámbito laboral, la situación también ha mejorado, con casi 6.000 trabajadores más en comparación con el inicio de la pandemia, cuando miles de empleos se vieron afectados. Las exportaciones de las empresas de Ourense han superado los 1.200 millones de euros, lo que representa un incremento significativo. Además, la tasa de pobreza ha disminuido ligeramente, y la esperanza de vida ha recuperado su crecimiento, alcanzando cerca de 84 años tras un paréntesis en 2021 y 2022 debido a las muertes por covid.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. La violencia ha aumentado, con un incremento del 100% en los delitos relacionados con peleas y riñas. También se ha observado un aumento en el consumo de alcohol y drogas al volante, lo que plantea desafíos adicionales para la seguridad y el bienestar de la comunidad.