Se dice que los españoles poseen una notable creatividad a la hora de inventar insultos y expresiones despectivas. Aunque no todos los hispanohablantes los emplean en su vida cotidiana, estas palabras suelen aparecer en la literatura, el cine y otros medios que pueden ser traducidos a diferentes idiomas.
Por esta razón, la Universidad de Vigo, bajo la dirección de la investigadora María Méndez, participa en un proyecto que involucra a universidades de varios países, dedicando una parte de su estudio a los insultos. “Nos enfocamos en cómo se generan, cuáles son los más frecuentes y si existen diferencias de edad y género en su uso. El objetivo es ofrecer reflexiones para quienes traducen textos, facilitando la equivalencia de insultos entre distintos idiomas y ayudando a caracterizar a los personajes”, explica Méndez.
Estudio sobre el uso de insultos
A través de una investigación exhaustiva, en la que más de 2.000 personas –una muestra comparable a la utilizada por el CIS en estudios sociológicos– completaron un cuestionario, esta filóloga concluyó que los insultos más comunes en España son “gilipollas”, “imbécil”, “cabrón” e “hijo de puta”. Además, se observó que “cabrón” es más utilizado por las personas mayores, mientras que “gilipollas” es preferido por los jóvenes. En cuanto a los géneros, el estudio reveló diferencias significativas: las mujeres tienden a usar más “imbécil”, mientras que los hombres optan con mayor frecuencia por “payaso”. María Méndez resalta que “la creatividad lingüística es muy evidente” en el español y en las lenguas cooficiales, lo que permite encontrar variantes de un mismo insulto en diferentes regiones, como “parvo” en Galicia y “ababol” en Aragón, que son equivalentes a “atontado”.
Los investigadores también clasificaron los insultos obtenidos a través de los cuestionarios según la ofensa que busca el hablante, descubriendo que la mayoría se relacionan con la capacidad intelectual del ofendido. Otros insultos, en cambio, se centran en el aspecto físico, el origen o la familia de la persona insultada.
Mecanismos de creación de insultos
En cuanto a la creación de nuevos insultos, Méndez señala que en español se hace principalmente mediante la composición de palabras. Verbos como chupar, soplar, lamer o mascar están estrechamente vinculados a los insultos (chupapollas, lameculos, soplagaitas, mascachapas…), siendo estos los más utilizados por los hablantes en España.
La investigadora también menciona dos fenómenos lingüísticos: la atenuación y la intensificación, que aportan matices a los insultos. En el caso de la atenuación, se suelen añadir sufijos diminutivos para suavizar la ofensa (tontico, tontaina), mientras que en la intensificación se emplean ciertas estructuras (pedazo de… puto… de los cojones) para aumentar el nivel de ofensa hacia el interlocutor.