Dejar de fumar es uno de los propósitos más frecuentes que se plantean al inicio de cada año. Este cambio no solo contribuye a mejorar tu calidad de vida, sino que también afecta de manera significativa tu salud tanto a corto como a largo plazo.
Cambios inmediatos tras dejar el tabaco
Uno de los primeros efectos que notarás al dejar de fumar es la disminución del monóxido de carbono en tu organismo. A tan solo unas horas de haber apagado el último cigarrillo, podrás observar cómo la presión arterial y el ritmo cardíaco comienzan a estabilizarse.
Además, tu sentido del olfato y el gusto se verán mejorados, lo que te permitirá disfrutar más de los sabores de los alimentos que consumes. A las 12 horas de haber dejado el tabaco, los niveles de monóxido de carbono en tu sangre se normalizan, lo que optimiza tu capacidad para transportar oxígeno por todo el cuerpo, incrementando así tu energía y reduciendo la sensación de fatiga.
Beneficios visibles en la piel a la semana
Una semana después de dejar de fumar, notarás una notable mejoría en tu piel. El flujo sanguíneo se incrementa, lo que proporciona más oxígeno y nutrientes a los tejidos cutáneos. Como resultado, tu piel se vuelve más hidratada y elástica, presentando un aspecto más saludable. Con el tiempo, se reducirá el daño ocasionado por la nicotina, que afecta la producción de colágeno y acelera el envejecimiento de la piel.
En las primeras semanas sin fumar, los pulmones comienzan a regenerarse. La tos, común entre los fumadores, empezará a disminuir, ya que los pulmones podrán expulsar mejor la mucosidad acumulada. Esto mejora la función respiratoria, facilitando una respiración más cómoda y aumentando tu tolerancia al ejercicio.
Mejoras en la salud cardiovascular y respiratoria
A medida que pasan los meses, tu capacidad pulmonar continúa mejorando, lo que se traduce en una mayor facilidad para realizar actividades físicas sin experimentar fatiga. En un periodo de uno a nueve meses, los pulmones aumentan su capacidad para limpiar las vías respiratorias y disminuyen el riesgo de infecciones respiratorias.
A los 12 meses, el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas se reduce significativamente, hasta un 50% en comparación con quienes siguen fumando. Con el paso de los años, los beneficios de dejar el tabaco se vuelven aún más evidentes. Entre los dos y cinco años posteriores a dejar de fumar, el riesgo de sufrir un ictus se equipara al de una persona que nunca ha fumado, y el riesgo de cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer, como los de la boca y la garganta, disminuye considerablemente.
A los 10 años, el riesgo de muerte por cáncer pulmonar se reduce a la mitad. A los 15 años, el riesgo de enfermedades cardíacas es equivalente al de una persona que nunca ha fumado, lo que demuestra que dejar el tabaco tiene efectos duraderos en la salud general. Además, las encías se verán más saludables y la placa bacteriana se reducirá, lo que disminuirá las infecciones y mejorará la apariencia de tus dientes.