
Muchos de nosotros hemos presenciado comportamientos extraños e incluso antisociales en aeropuertos o durante vuelos. Estas conductas pueden variar desde acciones inofensivas, como dormir en el suelo o practicar yoga frente a las pantallas de información de vuelos, hasta situaciones más serias, como peleas en estado de embriaguez o intentos de abrir las puertas del avión mientras está en el aire.
En los últimos años, estos incidentes han aumentado, con un incremento notable de casos de air rage y desvíos de vuelos. Esta situación ha llevado a muchos a solicitar la restricción o incluso la prohibición de la venta de alcohol en aeropuertos y aviones. Por ejemplo, RyanAir ha propuesto un límite de dos bebidas en los bares de los aeropuertos para prevenir incidentes relacionados con el alcohol en los vuelos.
La psicología detrás del comportamiento en aeropuertos
La experiencia de viajar comienza para muchos en el aeropuerto, lo que puede alterar su estado de ánimo habitual. La anticipación de unas vacaciones de relajación y hedonismo puede llevar a las personas a comportarse de manera diferente.
Por otro lado, hay quienes sienten ansiedad ante la idea de volar, lo que puede provocar comportamientos inusuales o un aumento en el consumo de alcohol. Además, el bullicio y las multitudes en los aeropuertos contribuyen a este malestar. La psicología ambiental ha demostrado que los seres humanos son muy sensibles a su entorno, y factores estresantes como el ruido y la aglomeración pueden resultar abrumadores.
El impacto del estrés y la ansiedad
El estrés y la ansiedad pueden generar irritabilidad, tanto de forma temporal como permanente. Las personas que experimentan ansiedad suelen ser más propensas a la ira, y un estado de ansiedad pasajera puede desencadenar arrebatos de enojo.
Es importante también considerar el aeropuerto desde una perspectiva psicogeográfica. Este enfoque estudia cómo los lugares afectan las emociones y comportamientos de las personas, especialmente en entornos urbanos.
Aeropuertos como «lugares delgados»
En algunas culturas, como la celta, se habla de «lugares delgados», que son espacios donde el velo entre el mundo material y el espiritual es tenue. En estos lugares, uno se encuentra en un estado intermedio, ni aquí ni allá.
En la era moderna, los aeropuertos pueden considerarse también «lugares delgados». Son zonas liminales donde las fronteras se desdibujan. Al pasar por el control de seguridad, entramos en un espacio de transición entre países, donde el concepto de lugar se vuelve difuso.
Asimismo, el tiempo se convierte en una noción ambigua en los aeropuertos. Al estar a punto de abordar un avión, nos encontramos en un espacio intermedio entre diferentes zonas horarias, listos para avanzar o retroceder en el tiempo. Algunos vuelos en Estados Unidos, por ejemplo, aterrizan antes de la hora de salida debido a la diferencia horaria. La capacidad de controlar nuestro tiempo nos proporciona una sensación de dominio sobre nuestras vidas, y la pérdida de este control puede ser otra fuente de ansiedad.