
Somos lo que comemos, dice un antiguo refrán. Esta frase tiene un significado más profundo que el relacionado únicamente con la apariencia física. Tanto biológica como históricamente, la civilización ha llegado a donde está en gran medida por lo que consumimos. La desinformación que circula en redes sociales sobre productos milagrosos y sustancias demonizadas se vuelve aún más dolorosa cuando se considera la importancia de la ciencia en este contexto. Este tipo de publicaciones no solo ponen en riesgo la salud individual, sino que también afectan la cultura y el impacto de la ciencia. Por ello, los divulgadores son fundamentales para guiarnos en plataformas que están cada vez menos comprometidas con la información verificada.
Un experto en alimentos y su compromiso con la divulgación
El protagonista de esta historia es un ingeniero bioquímico especializado en alimentos, con una maestría y un doctorado en ingeniería bioquímica, enfocado en biotecnología microbiana. Se desempeñó como jefe del Departamento de Investigación y Desarrollo en un instituto tecnológico en Durango, donde también lideró un cuerpo académico. Su labor incluye la revisión de artículos para publicaciones en revistas especializadas, lo que refleja su compromiso con la ciencia.
Este profesional no solo ama la investigación, sino que también siente una vocación por la divulgación científica. Su notable crecimiento en redes sociales, con 2.5 millones de seguidores en TikTok, 687,000 en YouTube y 468,000 en Instagram, es un indicativo de su capacidad para comunicar de manera efectiva. Sin embargo, lamenta que los algoritmos a menudo mezclan a divulgadores serios con estafadores, sugiriendo la necesidad de una institución que evalúe la calidad del contenido de divulgación, similar al Sistema Nacional de Investigadores.
Más allá de las redes sociales
Su labor como comunicador de ciencia ha trascendido el ámbito digital con la publicación de un libro para niños titulado Ñam Ñam: ¿Qué ondilla con la comida?, coescrito con el Dr. Luc. Este proyecto no solo busca educar a los más jóvenes, sino que también proporciona un espacio para visibilizar la investigación de estudiantes y académicos, contribuyendo así a la difusión del conocimiento científico.
