abril 22, 2025

Proponen proteger el Golfo de México de la explotación petrolera en aguas profundas

La información sobre el Golfo de México ha sido presentada de manera que se enfatiza su abundancia en petróleo, relegando su riqueza biológica a un segundo plano. Esta percepción, según Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana en México, no es inocente, ya que favorece los intereses de las empresas petroleras. «Se ha creado la imagen social de que es un gran desierto, cuando en realidad no lo es. El Golfo de México se mide por barriles de petróleo, y es terrible lo que hemos hecho ahí», afirma.

Ante esta problemática, Oceana, la principal organización internacional dedicada a la conservación de los océanos, propone blindar las aguas profundas del Golfo de México de la exploración y explotación petrolera mediante una Zona de Salvaguarda. Su argumento es contundente: profundizar en la extracción de petróleo conlleva mayores riesgos para la vida marina y las comunidades costeras. Un análisis de incidentes en plataformas petroleras, mencionado en un informe de Oceana, revela que por cada 30 metros de profundidad, la probabilidad de un incidente aumenta en un 8.5%.

Un lugar único para la vida

La propuesta de científicos y ambientalistas busca prohibir la actividad extractiva en 346,000 kilómetros cuadrados de aguas profundas, lo que representa el 46% de la Zona Económica Exclusiva de México en la región. Esta iniciativa invita a repensar el verdadero valor de este mar.

El Golfo de México juega un papel crucial como regulador del clima, y para que cumpla esta función, es esencial preservar su salud. Este mar es un foco de biodiversidad, albergando 15,419 especies de vertebrados, invertebrados, bacterias, virus y algas, de las cuales 1,511 son endémicas, es decir, no se encuentran en ningún otro lugar del planeta. Además, es hogar de 28 especies de cetáceos y cuatro de las ocho especies de tortugas marinas conocidas. «En el futuro, descubriremos millones de especies más», anticipa Mariana Reyna, coordinadora de Ciencia de Oceana, destacando que apenas «conocemos el 5% de nuestros mares».

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La riqueza de los ecosistemas marinos

El golfo alberga arrecifes de coral, ecosistemas que, aunque cubren menos del 0.1% de los océanos, sostienen una de cada cuatro especies marinas. También cuenta con pastos marinos, fundamentales para la reproducción de especies comerciales como la langosta.

“Es un gran ecosistema marítimo, conectado por sus corrientes que llevan vida desde las playas hasta las profundidades del Golfo de México, que alcanza casi los 4,500 metros de profundidad”, explica Reyna. En estos lugares, donde la luz solar apenas llega, habita el cachalote (Physeter macrocephalus), un gigante que puede sumergirse a más de 3,000 metros. Su presencia es un indicador de la salud de los ecosistemas profundos.

Una amenaza insostenible

«Los pozos de aguas someras en el Golfo de México están al borde de la extinción. La creencia es que debemos buscar más, adentrándonos en aguas profundas, a pesar de que aún no sabemos cuánto petróleo hay realmente allí. Los estudios sugieren que hay poco y que es de difícil extracción, pero la voracidad nos lleva a explorar aguas más profundas», advierte Terrazas.

Esta «voracidad» ha tenido consecuencias devastadoras en el pasado. En 1979, la perforación del Ixtoc-I en la Sonda de Campeche provocó un derrame de 560 millones de litros de crudo durante 280 días. En 2010, una explosión en la plataforma Deepwater Horizon liberó 4.9 millones de barriles de petróleo. «Y no hemos aprendido», lamenta Terrazas, recordando que, aunque se impusieron multas, «los efectos perduran en el Golfo de México por décadas. La reproducción de los delfines ha sido afectada tras el derrame de Deepwater Horizon, y son temas que no estamos abordando».

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