
Las galaxias, como nuestra Vía Láctea, albergan en su núcleo un agujero negro supermasivo. Este impresionante objeto gravitacional puede encontrarse en un estado activo y visible si tiene polvo y gas cercanos, o en un estado inactivo, volviéndose prácticamente indetectable. Los núcleos galácticos activos (NGA) son de particular interés para los astrónomos, ya que permiten estudiar la evolución de los cúmulos estelares y el proceso de formación de nuevas estrellas.
Recientemente, una de las observaciones realizadas por el Large Binocular Telescope (LBT) proporcionó una de las imágenes infrarrojas más detalladas de un núcleo galáctico activo en una galaxia cercana a la Vía Láctea. Un equipo de investigadores, encabezado por el Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) y la Universidad de Arizona (UofA), utilizó una innovadora técnica de captura de datos del LBT para visualizar la radiación infrarroja emitida desde el centro de la galaxia NGC 1068, también conocida como la Galaxia del Calamar.
Observaciones de la Galaxia del Calamar
La galaxia NGC 1068, que tiene una estructura espiral, se localiza a 47 millones de años luz de la Vía Láctea. Aunque esta distancia puede parecer enorme, es relativamente cercana en comparación con otros cuerpos celestes que los astrónomos analizan. Este cúmulo es uno de los más próximos donde se ha confirmado la existencia de un núcleo galáctico activo.
Los científicos lograron observar el agujero negro supermasivo en el centro de la Galaxia del Calamar gracias a la avanzada tecnología del telescopio LBT. A diferencia de otros telescopios terrestres, este observatorio utiliza dos espejos independientes de 8.4 metros de longitud, alineados en paralelo. Al combinar la luz de ambos espejos, se obtiene una imagen con una resolución tres veces mayor que la que se podría conseguir con un solo espejo.
Técnica de Observación y Resultados
A pesar de que esta técnica no ha sido ampliamente utilizada, ha demostrado ser efectiva en estudios previos, como en la observación de los volcanes de la luna Ío, de Júpiter. El equipo de astrónomos universitarios aplicó el LBT en NGC 1068, un objetivo más ambicioso, y los resultados fueron publicados en la revista científica Nature Astronomy. Jacob Isbell, coautor del estudio, comentó que “son las imágenes directas de mayor resolución de un AGN tomadas hasta ahora”.
Los investigadores detectaron radiación infrarroja proveniente del disco de acreción caliente del agujero negro supermasivo de la Galaxia del Calamar. Los dos espejos del LBT captaron el polvo incandescente y las corrientes cálidas generadas por un fenómeno conocido como presión de radiación, característico de los agujeros negros. En lugar de observar el agujero negro en sí, los científicos visualizaron los chorros de gas que emergen del núcleo galáctico activo.
La metodología empleada por el telescopio LBT ha demostrado ser una herramienta eficaz para el estudio de galaxias distantes, proporcionando un nivel de resolución superior. El equipo de investigación sostiene que esta técnica puede aplicarse a otros objetos aún poco explorados, como discos de materia alrededor de estrellas o estrellas masivas rodeadas de nubes de polvo.