
Cuando los científicos comenzaron a considerar la posibilidad de enviar seres humanos al espacio, se enfrentaron a varias preguntas fundamentales. Una de las más intrigantes era si los astronautas debían usar un reloj de pulsera. Esta cuestión no era trivial, ya que, aunque las naves espaciales estaban equipadas con temporizadores electrónicos, en situaciones críticas donde los sistemas de navegación o comunicación pudieran fallar debido a la radiación espacial, los astronautas tendrían que confiar en un reloj mecánico con cronómetro.
Otro aspecto crucial para la NASA fue la selección del fabricante de ese reloj espacial. Con un tiempo limitado, se decidió llevar a cabo un concurso abierto en el que participaron las más prestigiosas y experimentadas casas relojeras. Deke Slayton, director de operaciones de vuelo de las misiones Apolo, envió una carta a las firmas de relojería explicando la necesidad de un cronógrafo de alta precisión. Omega respondió con el reloj Speedmaster ST 105.003.
Seis décadas después, el OMEGA Speedmaster es recordado como el primer instrumento mecánico para medir el tiempo que recibió la acreditación de la NASA como reloj apto para el vuelo en todas las misiones espaciales tripuladas.
Las pruebas que tuvo que superar el OMEGA Speedmaster para llegar a la Luna
La NASA no tenía preferencia por un fabricante de relojes en particular. En su carta, solo solicitó que el reloj acreditado superara de manera convincente 11 pruebas físicas extremas que simulaban el entorno espacial. Los desafíos que debían enfrentar eran los siguientes:
- Baja temperatura: funcionamiento continuo en un entorno de -18° C durante cuatro horas.
- Resistencia al vacío: exposición a ciclos de calentamiento y enfriamiento en una cámara de vacío.
- Humedad: operación en un 95% de humedad, y temperaturas entre 25 y 70° C durante 24 horas.
- Corrosión: exposición a una atmósfera de oxígeno puro a 70° C durante 48 horas.
- Resistencia a golpes: soporte de seis impactos de 40 G en seis direcciones.
- Aceleración: capacidad de resistir una aceleración progresiva de 7.25 G durante cinco minutos y hasta 16 G por 30 segundos.
- Baja presión: prueba en 10-6 atmósferas (ultra vacío, similar al espacio exterior) a 70° C por 90 minutos, seguida de 93° C por 30 minutos.
- Alta presión: exposición a 1.6 atmósferas durante 60 minutos.
- Vibración: resistencia a vibraciones aleatorias entre 5 y 2,000 Hz en tres ejes, con una aceleración de 8.8 G, simulando un lanzamiento espacial de la década de 1960.
- Resistencia al sonido: soporte de 130 decibelios en frecuencias de entre 40 y 10,000 Hz durante 30 minutos, equivalente al ruido de un motor de avión en el despegue o un disparo de arma de fuego a corta distancia.
El camino hacia el espacio
OMEGA se encargó de cumplir con las 11 pruebas establecidas por la NASA. No fue necesario diseñar un nuevo mecanismo ni implementar ingeniería adicional; simplemente enviaron el Speedmaster que ya estaba disponible en el mercado. La competencia, por su parte, falló en la prueba de temperatura, donde las agujas y el cristal resultaron ser las partes más vulnerables de un reloj de pulsera.
El 23 de marzo de 1965, el Speedmaster ST 105.003 realizó su primer viaje oficial al espacio durante la misión Géminis 3. La única modificación solicitada por la NASA fue la adición de una correa de velcro. Este mismo reloj fue utilizado en la primera caminata espacial y posteriormente en la exploración de la cara oculta de la Luna en 1968. Finalmente, el 20 de julio de 1969, el Omega Speedmaster se convirtió en el primer reloj en llegar a nuestro satélite natural.