abril 20, 2025

Nuevas técnicas permiten identificar agresores sexuales a través de bacterias genitales

En un futuro cercano, las bacterias genitales podrían convertirse en una herramienta forense para identificar a agresores sexuales que logran evadir la justicia. Un estudio reciente, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Murdoch en Australia, ha logrado secuenciar el ADN de la flora bacteriana obtenida de muestras genitales de parejas monógamas. Los científicos descubrieron que el microbioma que se intercambia durante el acto sexual es único entre las parejas, lo que permite identificar a una persona a partir de su firma bacteriana en los genitales de otra.

El microbioma genital y su relevancia forense

Al igual que la microbiota intestinal, que facilita diversos procesos naturales en el cuerpo, los genitales también albergan su propia comunidad de microorganismos. En las mujeres, los lactobacilos predominan, ayudando a mantener un pH ácido en la vagina y a prevenir infecciones. En contraste, la microbiota en el pene y el tracto urogenital masculino es más diversa. En el contexto forense, el microbioma genital se conoce como sexoma.

Los médicos forenses de Murdoch han encontrado un método para identificar el sexoma masculino a partir de muestras recientes de cultivos vaginales. Este microbioma se transfiere de manera efectiva, incluso a través de barreras físicas como los condones. El estudio indica que otras prácticas sexuales o características físicas no afectan la transferencia del sexoma, que puede permanecer en los genitales de la pareja hasta cinco días, aunque la ventana óptima para su detección es de 48 horas.

Metodología del estudio

Para llevar a cabo esta investigación, se reclutaron 12 parejas estables y monógamas, quienes se abstuvieron de tener relaciones sexuales durante un periodo de 14 días. Durante este tiempo, se tomaron muestras del pene y de la vagina. Posteriormente, después del coito, se realizaron nuevas muestras y se utilizó una secuenciación avanzada para obtener lecturas largas de ADN. Los hallazgos fueron publicados en la revista iScience, del grupo Cell.

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El objetivo del estudio es establecer métodos genéticos alternativos para probar el contacto genital. En esta primera fase, los investigadores se centraron en detectar el sexoma masculino en los genitales femeninos. Según el estudio, en Australia, una de cada seis mujeres de 15 años o más ha experimentado algún tipo de agresión sexual por parte de un hombre.

Desafíos y perspectivas futuras

El concepto del sexoma como herramienta forense es intrigante, aunque aún se enfrenta a varios desafíos antes de poder ser utilizado en el ámbito judicial. La identificación precisa de microorganismos a nivel de cepa y su estabilidad a lo largo del tiempo son aspectos cruciales a considerar. Además, el microbioma no es estático; factores como el tiempo transcurrido desde el contacto o la presencia de otros fluidos biológicos pueden influir en los resultados.

Este estudio representa un avance significativo en la comprensión de la transferencia bacteriana entre parejas, pero su aplicabilidad en investigaciones forenses requiere validación a través de estudios más amplios y en contextos reales. La posibilidad de presentar muestras de bacterias genitales como evidencia en casos de agresión sexual es un campo que merece más investigación y desarrollo.

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