La industria cinematográfica de Hollywood, que se dedica a la creación de películas y programas de televisión como servicios en lugar de productos tangibles, parecía estar a salvo de los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump. A pesar de las caídas significativas en el mercado bursátil el mes pasado, plataformas de streaming como Netflix se presentaban como una inversión prometedora. Sin embargo, la situación dio un giro inesperado durante el fin de semana.
Trump utilizó su red social Truth Social para declarar que la industria del cine estadounidense estaba «MURIENDO» y que deseaba revitalizarla a través de su herramienta preferida: los aranceles. En su propuesta, sugirió un impuesto del 100% sobre las películas que llegaran a Estados Unidos y que fueran «producidas en el extranjero». A principios de la semana, Kush Desai, portavoz de la Casa Blanca, intentó aclarar la situación, afirmando a The Hollywood Reporter que «no se había tomado ninguna decisión final» respecto a los aranceles. Sin embargo, la industria reaccionó con preocupación, y las acciones de empresas como Netflix, Disney y otros medios comenzaron a descender, aunque la verdadera inquietud giraba en torno a un tema diferente.
Las implicaciones de los aranceles en el cine
Los aranceles propuestos por Trump tienen como objetivo hacer que la importación de películas sea tan poco atractiva económicamente que las empresas se vean obligadas a producir en Estados Unidos. Sin embargo, las películas no son automóviles ni iPhones. No se transportan en barcos ni llegan a puertos. La pregunta que surge es si los aranceles se aplicarían a las películas extranjeras compradas por distribuidores estadounidenses. Si un estudio estadounidense produce una película, pero filma algunas escenas en el extranjero, ¿eso contaría? ¿Se incluirían los programas de televisión? ¿Tendrían que asumir un alto costo las nuevas películas filmadas fuera del país, como la próxima Mission: Impossible – The Final Reckoning (Misión: Imposible – El Juicio Final) si los aranceles se implementaran? Las respuestas a estas preguntas no tardaron en llegar.
A pesar de que es poco probable que los aranceles logren el efecto deseado por Trump, un programa federal de créditos fiscales para cineastas, respaldado durante años por políticos de California, podría ser una alternativa más efectiva. Sin embargo, hasta el momento, el presidente no ha mostrado interés en esta propuesta.
Confusión en torno a la propuesta de aranceles
Gran parte de la confusión relacionada con el arancel propuesto por Trump proviene de la complejidad de la producción cinematográfica moderna. Durante años, los estudios de Hollywood han optado por filmar en el extranjero en busca de incentivos fiscales que ofrecen países como el Reino Unido, Canadá o Australia, los cuales subsidian los costos de alquiler de instalaciones y la contratación de personal local para atraer producciones. Además, aspectos como los efectos visuales y la postproducción también pueden ser subcontratados. Aunque devolver ese trabajo a Estados Unidos podría beneficiar a cineastas y equipos locales, no hay evidencia clara de que un arancel logre este objetivo. Lo más probable es que los estudios reduzcan su producción o, como ya han experimentado los consumidores con los aranceles aplicados a otros productos, que el costo de ir al cine aumente.