
Además de su característico largo cuello, las jirafas presentan otra singularidad: su pelaje está adornado con hermosos patrones. Hasta ahora, se creía que la razón de las manchas en las jirafas era su mimetismo. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Zúrich, en Suiza, ha propuesto una nueva explicación. Según su estudio, estos patrones no solo tienen un propósito estético, sino que su tamaño también influye en la capacidad de los animales para sobrevivir en condiciones de temperaturas más cálidas o frías de lo habitual. El estudio ha sido publicado en la revista EcoEvoRxiv.
No es solo camuflaje
Al igual que nuestras huellas dactilares, cada jirafa posee un patrón único de manchas en su pelaje. Estas manchas les permiten camuflarse en el entorno de la sabana, confundiendo a depredadores como los leones que buscan presas. Sin embargo, a diferencia de los ejemplares jóvenes, las jirafas adultas tienen menos probabilidades de ser cazadas debido a su considerable tamaño. Por lo tanto, la ventaja de tener manchas puede estar relacionada no solo con el camuflaje, sino también con la manera en que estas criaturas regulan y adaptan su temperatura corporal.
El estudio realizado por los investigadores analizó 810 jirafas masai (Giraffa camelopardalis tippelskirchi) en Tanzania. A partir de sus observaciones, se encontró que los ejemplares jóvenes con manchas lobuladas pequeñas y los machos adultos con manchas poligonales grandes tenían más probabilidades de sobrevivir. Sin embargo, cuando las temperaturas se situaban 1 o 2 grados por encima o por debajo de la media estacional, los resultados variaban. En condiciones de frío extremo, los ejemplares jóvenes y los machos adultos con manchas más grandes mostraban una mayor tasa de supervivencia, mientras que aquellos con manchas más pequeñas tenían más posibilidades de sobrevivir en temperaturas superiores a la media. «Las manchas de las jirafas cuentan con una densa red de vasos sanguíneos subyacentes, lo que permite a los animales contraer esos vasos para conservar el calor en climas fríos o dilatarlos para liberar calor en climas cálidos», explicó Monica Bond, coautora del estudio, en una entrevista con la revista New Scientist.
El tamaño importa
Los hallazgos sugieren que las jirafas con manchas más grandes tienen una mejor adaptación a temperaturas frías. Sin embargo, estas manchas oscuras también absorben más calor del sol en comparación con el resto de su pelaje. Esto implica que, en condiciones de calor extremo, el exceso de calor absorbido puede superar la capacidad del animal para disiparlo, lo que podría llevar a la hipertermia. Además, los investigadores notaron que las manchas tienen un impacto mínimo en la supervivencia de las hembras. «Las hembras tienden a permanecer en grupos con sus crías y son más sedentarias que los machos, que son más grandes y suelen moverse entre grupos de hembras en busca de pareja», comentó Alexia Mouchet, coautora del estudio.
Aunque el estudio se encuentra en fase de revisión y se requieren más análisis para validar los resultados, sugiere que no deberíamos asumir que el mimetismo es la única función de los patrones en otros animales, como los leopardos.