
Investigadores del Southwest Research Institute (SwRI) han confirmado la teoría más sólida sobre cómo Titán, la luna de Saturno, ha mantenido su densa atmósfera durante millones de años. Esta atmósfera se origina en el interior del satélite, donde el calentamiento de materiales orgánicos complejos libera nitrógeno y gases de carbono que se filtran a través de las rocas hasta la superficie.
Entre las más de 200 lunas del sistema solar, Titán es una de las más fascinantes para los investigadores. Además de contar con lagos de hidrocarburos y un ciclo hidrológico de metano que recuerda al del agua en la Tierra, es el único satélite que posee una atmósfera densa compuesta principalmente de nitrógeno. La concentración de gases es tal que navegar a través de ella sería comparable a bucear bajo el agua, según indican los expertos.
La densidad de la atmósfera de Titán
A pesar de que la atmósfera de Titán es 1.5 veces más densa que la de la Tierra, el satélite de Saturno tiene solo el 40% del diámetro de nuestro planeta. Hasta ahora, no se había comprendido del todo por qué esos gases no desaparecen tras millones de años. Sin embargo, se ha propuesto una teoría convincente: aunque el gas se disipa de manera natural, existe un mecanismo que lo renueva, probablemente a través de filtraciones desde su interior.
Las instalaciones del SwRI han corroborado esta teoría mediante la simulación de las condiciones únicas de este ambiente espacial. En su estudio, calentaron materiales orgánicos a temperaturas de 500 °C y presiones de hasta 10 kilobares, logrando así la aproximación más precisa a la superficie de Titán que se puede replicar en la Tierra. El experimento generó gases de carbono, dióxido de carbono y metano en cantidades suficientes para mantener la densa atmósfera del satélite.
Implicaciones para futuras misiones
De acuerdo con el informe publicado en la revista Geochimica et Cosmochimica Acta, «se produce suficiente metano para abastecer la reserva atmosférica de Titán si las temperaturas son superiores a 250 °C. El nitrógeno se volatiliza, principalmente en forma de amoníaco, en cantidades suficientes para contribuir al menos con el 50% del nitrógeno atmosférico de Titán».
El origen y la dinámica de esta densa capa de gases tendrán implicaciones directas para futuras misiones de exploración con drones en Titán. A corto plazo, solo hay un vuelo programado por la NASA: la misión Dragonfly, que tiene un costo estimado de 3.35 mil millones de dólares y cuya fecha de lanzamiento está prevista para no antes de julio de 2028. Esta misión volará de manera autónoma durante tres años y visitará 30 lugares en la región ecuatorial de Titán.
La mayor parte del conocimiento actual sobre Titán proviene de las mediciones realizadas por las sondas Cassini y Huygens de la Agencia Espacial Europea (ESA). Huygens, en particular, devolvió las primeras imágenes de la superficie de Titán, aunque solo pudo transmitir datos durante 72 minutos.