abril 20, 2025

Investigación revela vínculo entre el consumo de carne procesada y el riesgo de demencia

Un reciente estudio revela la perspectiva de la comunidad científica sobre el consumo de carne roja: ingerir cárnicos procesados más allá de un cierto límite, incluso en pequeñas cantidades diarias, podría aumentar el riesgo de demencia. Este estudio, publicado en Neurology, la revista oficial de la Academia Americana de Neurología, compila argumentos y contradicciones sobre la reducción de carne roja en la dieta, especialmente la procesada, en pro de la salud neurológica y el medio ambiente.


¿Qué dice la investigación?

La investigación fue realizada por un equipo de investigadores de diversas instituciones en la zona de Boston. Se basaron en el seguimiento de profesionales de la salud y en una serie de datos sobre el estilo de vida y salud que se monitorearon durante más de 40 años. A partir de esta información, se exploró la posible relación entre el consumo de carne y el deterioro cognitivo.

A pesar de que se conoce poco sobre el tema y los estudios previos habían seguido a los participantes durante períodos relativamente cortos, algunos de ellos arrojaron resultados contradictorios. Sin embargo, esto no implica que las enfermedades asociadas con la ingesta de carne roja no sean factores de riesgo para los trastornos neurodegenerativos.

Resultados del estudio

Las posibles asociaciones con el deterioro cognitivo se examinaron de diversas maneras. Por un lado, los investigadores se basaron en evaluaciones oficiales realizadas por profesionales de la salud, y por otro, solicitaron a los participantes que evaluaran sus propias capacidades cognitivas, lo que presenta limitaciones debido a la autodeclaración. Posteriormente, se correlacionaron los datos de consumo de alimentos de cuestionarios controlados con diagnósticos de demencia y evaluaciones cognitivas. Los resultados indicaron que quienes consumían carnes procesadas tenían un 13% más de riesgo de ser diagnosticados con demencia. Esto se refiere a aquellos que consumían un cuarto de ración o más de carnes procesadas al día, aproximadamente treinta gramos de producto.

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Asimismo, se observó que a medida que aumentaba el consumo de carnes procesadas, como tocino y salchichas, también se evidenciaban cerebros «más viejos», según las pruebas cognitivas realizadas por teléfono, que medían las capacidades cognitivas generales y específicas, como la memoria y el lenguaje. Se estimó que el envejecimiento era de aproximadamente 1.6 años por cada porción diaria adicional de carne.

El impacto de la carne roja en la salud

«Esperamos que nuestros hallazgos fomenten una mayor conexión entre la dieta y la salud cerebral», comenta Daniel Wang, del Brigham and Women’s Hospital de Boston, quien lideró el estudio. Esto no implica que investigaciones anteriores no hayan explorado este ámbito: «La relación entre el consumo de carne roja procesada y la demencia no es sorprendente», señala Alessandro Padovani, director de clínica neurológica de la Universidad de Brescia y presidente de la Sociedad Italiana de Neurología (SIN). Además, menciona que hay evidencias de que una dieta alta en carne roja puede predisponer a un aumento de grasa, diabetes, hipertensión, obesidad y daño cerebral.

«Este estudio reafirma que el consumo excesivo de carne roja puede actuar como un factor independiente de demencia, aunque queda por determinar si hay un efecto directo que no esté mediado por otros factores», añade Padovani. Según el especialista, es probable que las sustancias presentes en los cárnicos contribuyan a la aterosclerosis y al aumento del colesterol. Los autores del estudio reconocen que estos podrían ser mecanismos implicados en el deterioro de la función cognitiva, junto con cambios en la expresión genética y factores neurotróficos inducidos por las grasas de la carne roja. «Las dietas ricas en cárnicos, incluso aquellas que son altas en huevos y generalmente ricas en proteínas, inducen la producción de trimetilamina-N-óxido por las bacterias intestinales, lo que está relacionado con el riesgo de aterosclerosis», sugiere Padovani.

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Este informe deja claro que la salud del cerebro está íntimamente relacionada con la salud del cuerpo y el corazón. «Para promover un envejecimiento saludable en la población, debemos abordar las enfermedades asociadas con la vejez en todos los aspectos, y sabemos que la alimentación es una intervención clave», concluye el presidente de la SIN. «La moderación en el consumo de ciertos alimentos, como la carne roja y el alcohol, es esencial, aunque esto requiera un cambio cultural significativo».

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