abril 26, 2025

GhibliGate: diversión saludable o plagio dañino

Recientemente, una serie de imágenes ha inundado las redes sociales, mostrando mascotas en campos de flores, retratos familiares en trenes nostálgicos y selfies transformadas en escenas con cielos eternos y hojas danzando al viento. Este estilo onírico, suave y encantador, característico de Studio Ghibli, ha encontrado un nuevo hogar, pero esta vez no proviene de Japón, sino de ChatGPT-4o.

La nueva función de generación de imágenes de OpenAI ha permitido a los usuarios convertir sus fotos en obras visuales que imitan con notable precisión el estilo gráfico de Hayao Miyazaki. La viralidad de esta herramienta fue instantánea, con millones de imágenes compartidas en cuestión de días.

Sin embargo, este fenómeno no ha estado exento de controversia.

Hayao Miyazaki y su desprecio por la IA

Pronto resurgió una declaración conocida de Hayao Miyazaki, el genio detrás de estas icónicas películas, quien describió la inteligencia artificial como “una afrenta a la vida misma”. Este comentario, en su contexto original, se refería a una animación experimental generada por IA que mostraba una figura deforme arrastrándose por el suelo. Para Miyazaki, esto representaba una falta de sensibilidad, una desconexión del espíritu humano y de lo que realmente significa crear.

Su postura, firme pero honesta, ha sido citada por quienes se resisten a considerar la IA como una aliada en el arte. El uso masivo del estilo Ghibli como un filtro automatizado ha reavivado el debate: ¿estamos trivializando décadas de arte y sensibilidad al emularlo con unos pocos clics?

Sam Altman responde: ¿acceso o atajo?

El CEO de OpenAI, Sam Altman, no ha eludido la polémica. En una reciente declaración, reconoció que la inteligencia artificial tiene un impacto mixto en los campos creativos. Admitió que no todo lo que produce es significativo o profundo, pero también defendió el potencial democratizador de estas herramientas. “El gusto sigue importando”, afirmó, añadiendo que “quizás la IA no reemplaza al diseño, sino que incrementa la demanda de él”.

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Esto implica que más personas creando no necesariamente resulta en menor calidad, sino en mayor participación y más oportunidades.

No obstante, esta afirmación no resuelve la inquietud central: si millones de personas pueden generar imágenes al estilo Ghibli, ¿cuánto tiempo pasará antes de que se pierda la identidad visual de ese estilo?

Uniformidad o primer paso

Uno de los riesgos más evidentes de estas nuevas herramientas es la homogeneización estética. Cuando muchos usuarios emplean las mismas instrucciones y referencias, los resultados tienden a parecerse entre sí. Esto no se debe a la falta de talento, sino a que estamos en una fase inicial de exploración. Se crean imágenes bellas, pero a menudo repetitivas.

Esta es la paradoja de la accesibilidad tecnológica: nos permite crear más, pero también puede llevarnos a pensar menos. La creación se convierte en un acto de consumo, en lugar de una búsqueda genuina. Es crucial no detenerse ahí, ya que la verdadera creatividad surge cuando las herramientas dejan de sorprendernos y comenzamos a usarlas con intención y voz propia.

¿Imitación o admiración?

En este contexto, es importante matizar la situación. No todos los que generan imágenes al estilo Ghibli con ChatGPT-4o buscan engañar o plagiar a Miyazaki. En realidad, muchos lo hacen por admiración y nostalgia, deseando ver su vida cotidiana —sus hijos, sus mascotas, sus recuerdos— a través de una lente que les resulta entrañable.

No se trata de competir con Ghibli ni de igualar una obra maestra que requiere años de trabajo y un craft impecable. Lo que hay detrás de esta tendencia es una alegría inocente por participar y jugar con un estilo que han admirado desde siempre. Es como llevar una camiseta de Mi Vecino Totoro o simpsonizarse al ver la película de Los Simpson. Es un tributo desde la perspectiva del admirador, sin alterar la esencia de la obra.

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En este caso, la tecnología no está reemplazando al arte, sino que está permitiendo nuevas formas de conectarse con él. ¿Qué hay de malo en eso?

Dejemos a los fans ser fans

Es fundamental reconocer que hay un punto en el que la crítica puede convertirse en elitismo. Cuando el acceso a una estética se percibe como una amenaza en lugar de una expansión, se pierde de vista el potencial transformador de la IA. Esta tecnología, como cualquier otra herramienta cultural, cambiará nuestras maneras de crear, ver y compartir imágenes. Algunas de estas transformaciones serán cuestionables, mientras que otras resultarán emocionantes.

Quizás la tendencia hacia el estilo Ghibli encapsula ambas realidades. Hay algo inquietante en la capacidad de la IA para replicar estilos con tal precisión, pero también es hermoso observar cómo millones de personas desean rendir homenaje, aunque sea de manera imperfecta, a una obra que les ha impactado profundamente.

No debemos confundir la emulación con la apropiación. No todo lo que se genera con IA es un intento de fraude; a veces, es simplemente una carta de amor a lo que más nos gusta, algo que nunca habríamos imaginado poder crear.

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