abril 22, 2025

Estudio confirma que observar imágenes de la naturaleza disminuye la percepción del dolor

Una recomendación común cuando se siente mal o estresado es tomarse un tiempo para disfrutar de la naturaleza. La brisa suave en el rostro, el murmullo de un riachuelo y la tranquilidad de un día soleado son solo algunas de las experiencias que resaltan el poder de la naturaleza para relajarnos. Además, trabajar en un entorno con vista a un jardín suele mejorar nuestro estado de ánimo, en comparación con estar encerrados en una oficina sin ventanas. Sin embargo, ¿qué dice la ciencia sobre el impacto de la naturaleza en el cerebro humano?

Varios estudios han demostrado que las personas tienden a reportar una disminución en la percepción del dolor cuando están expuestas a entornos naturales. “Sin embargo, hasta ahora, no se habían esclarecido las razones detrás de este fenómeno”, comentó un estudiante de doctorado de la Universidad de Viena.

Recientemente, los resultados de un estudio realizado por este equipo de investigadores fueron publicados en la revista Nature Communications. Este estudio es pionero al proporcionar evidencia a través de exploraciones cerebrales que indican que el efecto observado no es simplemente un efecto placebo, sino que el cerebro responde de manera diferente a la información relacionada con el dolor, reduciendo su intensidad y origen.

Un estudio innovador

El experimento consistió en monitorear la actividad cerebral de 49 voluntarios en Austria utilizando resonancia magnética funcional (fMR). A los participantes se les pidió que observaran una serie de imágenes mientras recibían descargas eléctricas en la parte posterior de la mano izquierda.

Las imágenes presentadas incluían una escena natural, con un lago rodeado de árboles y el sonido del viento y los pájaros; una segunda serie mostraba un entorno urbano con edificios y ruido de tráfico; y una tercera consistía en imágenes de una oficina, acompañadas del bullicio de una jornada laboral.

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Un analgésico natural

Los resultados del experimento revelaron que los voluntarios reportaron sentir menos dolor durante la visualización de las escenas naturales. Además, las imágenes de fMR confirmaron esta observación, mostrando una reducción en la actividad relacionada con la nocicepción, el proceso mediante el cual el sistema nervioso detecta y responde a estímulos dolorosos. Este hallazgo es notable, considerando que se logró con simples imágenes digitales.

“Este estudio subraya cómo las experiencias virtuales pueden ofrecer el potencial curativo de la naturaleza a aquellos que no pueden salir”, afirmó un investigador de la Universidad de Exeter y coautor del estudio. “Esperamos que nuestros resultados también sirvan como un recordatorio de la importancia de proteger los entornos naturales, animando a las personas a pasar tiempo al aire libre para el beneficio tanto del planeta como de la salud humana”.

Aunque las imágenes de la naturaleza proporcionaron a los participantes una distracción placentera del dolor, es importante señalar que otras áreas del cerebro relacionadas con la regulación del dolor no mostraron cambios significativos. “Nuestros hallazgos sugieren que el efecto analgésico de la naturaleza es real, aunque su impacto es aproximadamente la mitad del que ofrecen los analgésicos”, comentó el investigador.

“Las personas que experimentan dolor deben continuar tomando cualquier medicamento que les haya sido prescrito. Sin embargo, esperamos que en el futuro se puedan considerar métodos alternativos para aliviar el dolor, como la experiencia de la naturaleza, para mejorar la gestión del dolor”, añadió el estudiante de doctorado.

En resumen, la contemplación de la naturaleza no es una cura definitiva ni el mejor analgésico, pero sí representa una opción valiosa y alejada de los fármacos que merece ser considerada.

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