
El aprendizaje en el procesamiento de emociones podría ser clave para el control del dolor crónico. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur y Neuroscience Research Australia (NeuRA) ofrece nuevas esperanzas a quienes padecen dolor. Según los hallazgos, reeducar el cerebro para fomentar emociones positivas y reducir las negativas podría ser una terapia efectiva para disminuir la intensidad del dolor persistente.
“Al modificar la manera en que manejamos nuestras emociones, podemos alterar la experiencia del dolor. Esto no solo proporciona un alivio temporal, sino que también puede significar una mejora a largo plazo en la calidad de vida de quienes sufren de dolor crónico”, señalaron los investigadores en su reciente publicación en la revista JAMA Network Open.
Detalles del estudio
Para investigar cómo la regulación emocional puede influir en el dolor crónico, los investigadores llevaron a cabo un ensayo clínico controlado y aleatorizado con 89 participantes de edades comprendidas entre 26 y 77 años, todos con dolor crónico. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno continuó con los tratamientos convencionales, mientras que el otro recibió un programa en línea denominado «Terapia del dolor y las emociones». Este programa incluía ocho sesiones grupales dirigidas por un terapeuta a través de videoconferencias, un manual informativo y una aplicación móvil. El objetivo era reeducar el cerebro para facilitar el procesamiento emocional, mejorando así la capacidad de manejar las emociones negativas y potenciar las positivas.
Después de nueve semanas y seis meses desde el inicio del estudio, los investigadores evaluaron a todos los participantes y encontraron que aquellos que siguieron el programa mostraron una menor intensidad del dolor, una mejor regulación emocional y una mejora en la calidad del sueño, en comparación con el grupo de control. “Esto no solo indica una mejora clínica, sino que también representa un cambio significativo en la vida cotidiana de los pacientes”, afirmaron los investigadores.
El dolor crónico y su relación con las emociones
Los investigadores subrayan que el dolor crónico no es únicamente una experiencia sensorial, sino que está estrechamente vinculado al estado emocional de los pacientes. “Un factor crucial en la progresión del dolor es la dificultad para regular las emociones negativas, lo cual se ve afectado por el impacto del dolor crónico en los circuitos emocionales del cerebro”, explicaron. Muchos participantes del estudio reportaron que su dolor se intensificaba durante momentos de estrés, creando un ciclo vicioso.
Un estudio previo en 2021 ya había evidenciado cambios en el cerebro debido al dolor crónico, específicamente la reducción de un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA) en la corteza prefrontal, que es responsable de la regulación emocional. “Investigaciones anteriores han demostrado que el cerebro puede ser entrenado para identificar y regular emociones negativas”, añadieron los expertos. Este estudio sugiere que activar habilidades de regulación emocional puede no solo disminuir la intensidad del dolor, sino también mejorar otros aspectos como la depresión, la ansiedad y los trastornos del sueño.
Perspectivas futuras para el tratamiento del dolor
A pesar de que los resultados son prometedores y destacan la conexión entre la salud emocional y el bienestar físico, se trata de un estudio limitado y se requiere más investigación para validar estos hallazgos. Sin embargo, si el programa demuestra ser efectivo en un número mayor de personas, podría representar un avance significativo para el 20 al 30% de la población mundial que sufre de dolor crónico. Además, al ser un programa accesible en línea, tiene el potencial de beneficiar a pacientes en áreas remotas, mejorando así la calidad de vida de un mayor número de personas.