La desconfianza de los propietarios y los altos precios del mercado están generando un fenómeno inmobiliario en auge: la transformación de la vivienda en alquiler tradicional hacia el arrendamiento de habitaciones.
Crecimiento del alquiler por habitaciones
En la actualidad, la provincia de Ourense cuenta con 140 habitaciones en alquiler, en comparación con 175 pisos en alquiler convencional, según datos de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). Esta cifra resulta aún más impactante si se contrasta con los registros de 2024 (82 habitaciones) y 2023 (60 habitaciones). La demanda está creciendo de manera imparable, lo que se refleja en el incremento de precios. En 2023, el alquiler promedio por habitación en Ourense era de 200 euros, cifra que en 2024 alcanzó los 300 euros y actualmente se sitúa en 350 euros. Este mismo importe era el que se pagaba de media por un piso completo en la ciudad en 2016.
En la ciudad, el costo por alquilar una habitación se ha igualado al precio que se pagaba por un piso entero hace nueve años, lo que refleja una notable transformación en el mercado inmobiliario local.
Motivos detrás del fenómeno
Existen dos razones fundamentales que explican este fenómeno. La primera es que el alquiler por habitaciones no está regulado por la actual Ley de Vivienda, lo que ha llevado a muchos propietarios a abandonar el modelo de alquiler tradicional. Al optar por el arrendamiento de habitaciones, evitan las restricciones de control de precios, el riesgo de inquilinos morosos sin posibilidad de desahucio y la obligación de establecer un plazo fijo en el contrato. Los alquileres por habitaciones suelen ser mensuales, trimestrales o por curso académico en el caso de estudiantes, lo que otorga a los propietarios un mayor control sobre la disponibilidad de sus inmuebles.
“Hace apenas cuatro años, esta situación no existía en Ourense, pero ahora los propietarios buscan seguridad jurídica en el alquiler por habitaciones. No desean regresar al modelo de comercialización tradicional debido a la inseguridad jurídica que genera la Ley de Vivienda Estatal”, señala Benito Iglesias, presidente de Fegein.
Impacto en el mercado y en la sociedad
La segunda razón, y la que presenta un panorama más preocupante, es la constante subida del precio del alquiler convencional, que ha llevado a un número creciente de personas a optar por el alquiler de habitaciones como una alternativa viable. Este tipo de arrendamiento ha pasado de ser una opción mayoritariamente utilizada por estudiantes a convertirse en una de las pocas soluciones habitacionales para jóvenes, trabajadores inmigrantes y familias en situación de vulnerabilidad.
Desde la patronal inmobiliaria se señala que el alquiler por habitaciones está ganando terreno frente a la vivienda vacacional, ya que no está sujeto a “vetos y regulaciones excesivas”, explica Iglesias. Sin embargo, vivir en un piso compartido presenta sus propios desafíos, como la necesidad de acordar normas sobre mascotas, la gestión de visitas en las zonas comunes y la responsabilidad de la limpieza, especialmente cuando en el 70 por ciento de las habitaciones conviven hombres y mujeres, mientras que solo un 30 por ciento de los pisos están ocupados exclusivamente por un solo género.