El último adiós al Papa Francisco
| EP
El féretro del papa Francisco fue trasladado desde la Basílica de San Pedro del Vaticano por diez sediarios pontificios, un antiguo cuerpo protocolario compuesto por laicos romanos. Su última morada será en Santa María la Mayor, cumpliendo así con sus deseos de sencillez y humildad.
La ceremonia de despedida se llevó a cabo en un ambiente de solemnidad, donde se destacaron los colores del luto: el rojo, el blanco y el negro, que marcaron la pauta durante el funeral. La Plaza de San Pedro se convirtió en el epicentro de la atención mundial, al congregar a más de cincuenta jefes de estado y alrededor de ciento cincuenta mil personas, quienes se unieron para rendir homenaje al líder espiritual.
Un despliegue de seguridad y solemnidad
Un enorme dispositivo de seguridad fue implementado en el Vaticano, con la presencia de hasta 4.000 agentes, bazucas antidrones, y una extensa zona de exclusión aérea. La ceremonia fue supervisada por aviones de combate y un buque destructor en el mar Tirreno, asegurando la integridad del evento en un contexto de alta tensión internacional.
Los cardenales, vestidos de rojo, escoltaron el féretro, que fue depositado en el centro de la plaza, tal como había solicitado el papa Francisco. La guardia suiza, con sus distintivos uniformes, realizó una coreografía organizada mientras los dignatarios tomaban sus lugares. Entre ellos, se encontraban representantes de diversas religiones, quienes portaban libros que les permitían seguir la ceremonia.
Un legado de amor y apertura
Durante la misa de exequias, el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, destacó el infinito amor del papa hacia la humanidad, resaltando su compromiso con los inmigrantes y los pobres. «La Iglesia es una casa para todos, cuyas puertas siempre están abiertas», afirmó, recordando el legado de Francisco, un papa que siempre buscó iluminar los desafíos de la sociedad con la sabiduría del Evangelio.
El agua bendita vertida sobre el féretro simbolizó la esperanza de la resurrección, mientras que el incienso esparcido por el patriarca de la Iglesia Griega representó las oraciones que se elevan a Dios en honor al difunto. La ceremonia culminó con un cortejo fúnebre que se trasladó a Santa María la Mayor, donde el papa Francisco descansará en paz, en un lugar que refleja su vida de servicio y dedicación a la fe.