
En un mundo cada vez más distópico, donde la inteligencia artificial (IA) da vida a filósofos superventas y el DOGE de Elon Musk promueve hackatones para reformar el sistema fiscal estadounidense, la serie Black Mirror regresa con su séptima temporada, compuesta por seis episodios inéditos. Este regreso es un alivio para aquellos que aún pueden soportar la ansiedad orwelliana que nos rodea.
(Advertencia de spoiler: este artículo contiene pequeños spoilers de la temporada 7 de Black Mirror).
En esta nueva entrega, la serie antológica explora temas como la sensibilidad emocional de la IA, la transformación de la salud en un modelo de negocio por suscripción, los amores perdidos y las tecnologías de la memoria. Además, está llena de acción, romance y una buena dosis de terror tecnológico, características que han definido a la serie desde sus inicios.
Las expectativas y realidades de la temporada
Como es habitual en las series antológicas, Black Mirror presenta tanto aciertos como decepciones, y la séptima temporada no es la excepción. A continuación, se ofrece una clasificación de cada episodio según la crítica de WIRED.
“Hotel Reverie” (Episodio 3)
El episodio titulado Hotel Reverie se presenta como un traspié en la temporada, evocando la nostalgia de clásicos de Hollywood como Casablanca. En este capítulo, Issa Rae interpreta a Brandy, una estrella del cine en blanco y negro que se embarca en la reinvención virtual de una de sus películas más queridas. La nueva versión, que se supone debe ser grabada en solo 90 minutos gracias a una tecnología inmersiva impulsada por IA, revive la historia original con un enfoque moderno. Emma Corrin, quien interpreta a Dorothy Chambers, la coprotagonista de la película original, es revivida digitalmente. A medida que la narrativa se desvía, Dorothy toma conciencia de su propia artificialidad, lo que da lugar a un romance genuino entre las actrices.