
Las causas del apagón eléctrico que dejó a millones de personas sin suministro en España y Portugal este lunes aún no se han esclarecido completamente, aunque el servicio ya se ha restablecido en el 99% de la península ibérica. La Red Eléctrica, empresa pública española responsable de la operación de la infraestructura de transmisión, ha descartado de manera preliminar que el corte haya sido resultado de un ciberataque, un error humano o condiciones meteorológicas inusuales. La compañía sugiere que el incidente pudo haber sido provocado por dos episodios de “desconexión de generación”, posiblemente relacionados con la volatilidad de las fuentes de energía renovables.
Los expertos enfatizan que este tipo de “cero energético” o apagón total es un evento excepcional y poco común, aunque forma parte de los mecanismos de seguridad del sistema eléctrico. Para que la red funcione de manera estable, es esencial que la producción de energía se mantenga en equilibrio con el consumo. Esta sincronización es responsabilidad del operador del sistema, quien supervisa en tiempo real parámetros como frecuencia, tensión y carga desde las subestaciones. Cuando se producen discrepancias significativas entre la generación y la demanda, se activan desconexiones automáticas en áreas específicas que, en los casos más graves, pueden extenderse a toda la red.
La complejidad del sistema eléctrico
Miguel de Simón Martín, profesor del Área de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de León, explicó al portal Science Media Centre (SMC) que la estabilidad del sistema se garantiza mediante una compleja red de líneas interconectadas (mallas) que distribuyen los flujos eléctricos y previenen sobrecargas. Las interconexiones con redes vecinas permiten importar o exportar energía según las necesidades, y el uso de generadores térmicos o hidráulicos (sincrónicos) proporciona inercia mecánica, actuando como amortiguadores ante fluctuaciones abruptas.
“Una red grande, bien mallada, con fuertes interconexiones y abundantes generadores síncronos será más estable y menos propensa a fallos. La red eléctrica peninsular española ha sido históricamente robusta y confiable gracias a su elevado grado de mallado en alta y muy alta tensión, así como a su gran capacidad de generación síncrona. Sin embargo, su punto débil siempre ha sido la limitada interconexión internacional, condicionada por la barrera geográfica de los Pirineos”, advierte. Según sus datos, la capacidad de intercambio eléctrico entre España y el resto de Europa apenas representa un 3% de la potencia instalada.
Un apagón inesperado
En la misma línea, Álvaro de la Puente Gil, profesor del Área de Ingeniería Eléctrica en la Escuela de Ingenieros de Minas de la Universidad de León, señala en SMC que “este apagón generalizado ocurrió porque, en apenas cinco segundos, se perdió más de la mitad de la capacidad de generación eléctrica. El sistema, al no poder equilibrar esa caída tan brusca entre la generación y la demanda, se protegió desconectándose automáticamente tanto a nivel interno como del resto de la red europea. Es una medida de autoprotección que, paradójicamente, implica un corte total”.