El apagón y sus consecuencias
Uno de los grupos más perjudicados por el apagón fue el de los pasajeros que se encontraban en un tren en medio de la nada. Este fue el caso de Belén Garbayo, una enfermera ourensana que se encontraba en un AVE Madrid-Barcelona y que quedó varada durante varias horas cerca de la localidad aragonesa de Calatayud. “A las 12:30 se detuvo el tren, y tuvimos que permanecer dentro, soportando un calor considerable, durante casi cuatro horas, hasta que finalmente nos permitieron salir”, relata.
En ese momento, la solidaridad de los habitantes de Calatayud se hizo evidente, ya que acudieron a ayudar llevando alimentos y agua a los cerca de mil pasajeros que se encontraban en el tren. “Rápidamente llegaron en coches y furgonetas, trayendo garrafas de agua y comida para que pudiéramos sobrellevar el final del día”, comenta Garbayo, visiblemente agradecida por la ayuda recibida.
La llegada a Zaragoza
Finalmente, el tren fue remolcado a última hora hasta la estación de Zaragoza. “Tuve suerte, porque pude pasar la noche en casa de un familiar”, señala Garbayo, quien logró regresar a Barcelona en la mañana del martes. “Me subí al primer tren que vi porque tenía que trabajar ese día”, concluye la enfermera, reflejando la urgencia y el desafío que enfrentó tras el inesperado incidente.
Este episodio no solo resalta las dificultades que pueden surgir en situaciones de emergencia, sino también la capacidad de respuesta y la solidaridad de la comunidad en momentos críticos. La experiencia de Belén Garbayo es un recordatorio de que, a pesar de los contratiempos, la humanidad puede prevalecer en las circunstancias más adversas.