
La donación de órganos y tejidos en México experimentó un notable aumento del 30% durante el año pasado, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra). Sin embargo, este crecimiento aún resulta insuficiente para cubrir la creciente demanda. La institución advierte que cada 10 minutos una persona se añade a la lista de espera para recibir un órgano o tejido, lo que se traduce en aproximadamente 20,000 pacientes que actualmente esperan un trasplante en el país.
Diferentes organizaciones no gubernamentales, junto con instituciones de salud tanto públicas como privadas, han iniciado campañas para promover la cultura de la donación. A pesar de estos esfuerzos, la demanda sigue superando la oferta. Según informes oficiales, en 2024 se registraron 19,774 personas en espera de un trasplante. De este total, 16,675 requieren un riñón, 2,814 esperan una córnea, 239 necesitan un hígado, 17 un corazón, 7 de paratiroides, 3 un páncreas, 1 un pulmón y 1 una cara, mientras que 17 personas más requieren una combinación de dos o más de estos órganos. En contraste, solo 2,823 ciudadanos se inscribieron como donadores en el Registro Nacional de Trasplantes.
Un desafío urgente para las autoridades
Este déficit en la donación de órganos representa un desafío urgente tanto para las autoridades sanitarias como para la sociedad en su conjunto. En México, la tasa de trasplantes se sitúa en aproximadamente 25 por millón de habitantes, una cifra que resulta baja en comparación con países líderes en este ámbito, como España, Estados Unidos y Canadá, donde se superan los 100 trasplantes por millón de habitantes.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana y el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sugiere que la resistencia de los mexicanos a donar está relacionada con la desinformación sobre estos procedimientos y aspectos socioculturales basados en mitos. Publicado en la revista The Journal of Clinical and Translational Research en 2018, el estudio destaca que el temor a la corrupción en la asignación de órganos es una de las principales barreras. La población teme que los órganos sean utilizados de manera inadecuada, ya sea a través del tráfico ilegal o mediante favoritismos.
Percepciones erróneas sobre la donación
La investigación revela que “la corrupción fue la razón más mencionada para no donar, aunque su importancia varió según la edad. Los jóvenes de 18 a 34 años la consideraron el principal obstáculo, seguido del tráfico de órganos. En adultos y adultos mayores, la corrupción también ocupó un lugar destacado entre las preocupaciones”. Por otro lado, los potenciales donantes de 65 años en adelante creen que sus órganos ya no son útiles. Sin embargo, Pablo García Acosta, profesor de Medicina en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, aclara que no existe una limitante de edad para ser donante. “Antes de cualquier procedimiento, se realiza un tamiz para evaluar la viabilidad de los órganos. Una sola persona puede beneficiar hasta siete pacientes tras su fallecimiento, pero es fundamental su disposición para donar”, explica.
Tanto jóvenes como adultos también consideran, de manera errónea, que la donación de órganos contradice sus creencias religiosas. El 87% de los participantes en el estudio se identificaron como católicos o cristianos practicantes. No obstante, los autores del trabajo aclaran que la Iglesia católica respalda la donación de órganos post mortem y la considera como un acto de caridad desde 1997.
Los expertos coinciden en que es esencial mejorar los niveles de educación en general y el conocimiento específico sobre estos procedimientos en México. Además, es necesario reducir la desconfianza en las instituciones oficiales y reforzar la infraestructura sanitaria pública, así como ampliar el acceso a estos procedimientos desde las instituciones públicas.