
Los Archivos Nacionales de Estados Unidos han hecho públicos miles de páginas de registros desclasificados relacionados con el asesinato de John F. Kennedy. Los primeros lotes han puesto de manifiesto las prácticas de espionaje de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en México durante la década de 1960.
Esta acción se enmarca dentro de una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, quien anunció la liberación de aproximadamente 80,000 documentos inéditos vinculados al magnicidio. Estos registros son parte de una colección más amplia de seis millones de páginas, la mayoría de las cuales han estado disponibles para el público durante los últimos ocho años, según la agencia responsable de su custodia.
Desclasificación de documentos y su contexto
Los documentos relacionados con el caso debieron ser desclasificados en su totalidad en 2017; sin embargo, durante su primer mandato, Trump decidió mantener una parte de ellos como información confidencial por razones de seguridad nacional. Tras asumir nuevamente la presidencia, el mandatario instruyó al Buró Federal de Investigaciones (FBI) a localizar más documentos sobre el asesinato de Kennedy para su posterior publicación.
El mes pasado, el FBI anunció que había identificado más de 2,400 archivos adicionales que serían transferidos a los Archivos Nacionales. Este martes, la agencia publicó un primer lote que contiene 32,000 páginas con 1,123 registros. Horas más tarde, se hicieron públicas otras 31,400 páginas con 1,059 fichas adicionales.
Revelaciones sobre el espionaje de la CIA
Historiadores y expertos han señalado que gran parte de los documentos recientemente revelados ya eran conocidos, aunque ahora incluyen información que había sido censurada anteriormente. Las nuevas versiones desclasificadas ofrecen detalles sobre las operaciones de espionaje de la CIA en varios países durante la mitad del siglo XX, incluyendo México, información que la agencia había intentado mantener en secreto durante años.
El asesinato de John F. Kennedy, ocurrido el 22 de noviembre de 1963, se atribuye oficialmente a Lee Harvey Oswald, quien disparó contra el presidente desde una ventana de un almacén de libros mientras Kennedy y su esposa circulaban por la plaza Dealey en Dallas, Texas. Oswald fue asesinado dos días después por Jack Ruby, propietario de un club nocturno.
El gobierno de Lyndon B. Johnson, sucesor de Kennedy, estableció al año siguiente la Comisión Warren para investigar el caso. Esta entidad concluyó que Oswald actuó solo y que no había evidencia de una conspiración para asesinar al presidente. Sin embargo, diversas teorías han cuestionado estas conclusiones. Robert F. Kennedy Jr., actual secretario de Salud de Estados Unidos y sobrino de JFK, ha sugerido que la CIA pudo haber estado involucrada en el magnicidio.
Operaciones de espionaje en México
Los documentos recién desclasificados proporcionan una visión más clara de las operaciones encubiertas de la CIA antes del asesinato y generan dudas sobre el posible conocimiento de la agencia respecto a las actividades de Oswald antes del crimen.
Según ABC News, los archivos revelan que la CIA intervino líneas telefónicas en la Ciudad de México para monitorear las comunicaciones de las embajadas soviética y cubana durante la Guerra Fría. Estas operaciones estuvieron bajo la dirección de Winston M. Scott, quien era el jefe de la estación de la agencia en la Ciudad de México.